Parálisis de Bell tratada con Neurem

Hace unos meses me desperté con un tirón extraño en la cara y, al cabo de unas horas, la mitad del rostro dejó de responderme. Me diagnosticaron una parálisis de Bell y, aunque los médicos me dijeron que era relativamente frecuente, yo me sentía desbordada. No podía sonreír, el ojo no cerraba bien y al hablar notaba la boca totalmente desviada. Empecé a investigar opciones de rehabilitación y encontré Neurem en Vigo, donde explicaban que trabajan con fisioterapia neurológica y tratamientos personalizados para todo tipo de afectaciones del sistema nervioso. Sentí que era justo lo que necesitaba.


 


En la primera valoración revisaron a fondo cómo estaba mi musculatura facial, la movilidad, la coordinación y también cómo me estaba afectando a nivel emocional, porque la expresión del rostro influye mucho en cómo una se siente consigo misma. Me prepararon un plan específico combinando ejercicios faciales, estimulación manual, pautas para relajar zonas que estaban compensando en exceso y una rutina para casa que podía integrar en mi día a día. Me gustó que el tratamiento no era genérico, sino ajustado exactamente a mi evolución, con revisiones continuas para adaptar las sesiones.


 


Con el paso de las semanas empecé a notar cambios: pequeñas contracciones, más simetría, mejor control del ojo y, poco a poco, la sensación de volver a reconocerme en el espejo. También agradecí la forma cercana de trabajar del equipo, que en todo momento me hizo sentir acompañada, sin presiones y con objetivos realistas. Recuperar la movilidad facial ha sido un proceso lento, pero muy importante para mí, y haberlo hecho en Neurem me dio la tranquilidad de estar en manos profesionales y actualizadas. Hoy me siento mucho mejor, tanto física como emocionalmente.

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