¿Es legal contratar una escort en España? lo que debes saber, datos y consejos

Lo que sí está prohibido y perseguido por la ley es el lenocinio, es decir, lucrarse con la prostitución ajena. Esto afecta principalmente a quienes explotan o se benefician económicamente de la actividad de otras personas, como los dueños de burdeles o quienes obligan a alguien a prostituirse. Por lo tanto, las escorts que trabajan de forma independiente y voluntaria no cometen ningún delito, pero las agencias o intermediarios que se lucran con su trabajo podrían enfrentar consecuencias legales.

En cuanto a la contratación, un cliente que paga por los servicios de una escort no está cometiendo un acto ilegal, siempre que la transacción sea consensuada y no implique coerción ni explotación. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la publicidad de servicios sexuales puede ser considerada ilegal si se realiza de manera explícita o en espacios públicos no autorizados. Por ello, muchas escorts y agencias utilizan un lenguaje ambiguo o plataformas extranjeras para promocionarse.

Otro aspecto a considerar es la fiscalidad. Las escorts no pueden darse de alta como autónomas bajo la actividad de "trabajo sexual", ya que no está reconocida como profesión en España. Esto significa que, en la práctica, muchas trabajan sin contrato y sin cotizar a la Seguridad Social, lo que las deja sin cobertura sanitaria o prestaciones por desempleo. Algunas optan por darse de alta en otras actividades, como "acompañamiento" o "asesoría de imagen", pero esto no cubre específicamente el trabajo sexual.

La seguridad y la discreción son fundamentales. Aunque contratar una escort no sea ilegal, es recomendable hacerlo a través de plataformas serias o agencias con buenas referencias, para evitar estafas o situaciones de riesgo. Además, es importante respetar los acuerdos y los límites establecidos por la profesional, ya que cualquier forma de violencia, amenaza o abuso sí está penada por la ley.

En resumen, contratar una escort en España no es ilegal, pero es esencial informarse sobre los derechos y obligaciones de ambas partes. La ambigüedad legal y la falta de regulación específica hacen que sea un terreno complejo, donde la prudencia y el respeto mutuo son clave para evitar problemas.