Suelo vinílico SPC: qué es, ventajas y diferencias con otros pavimentos

Suelo vinílico SPC: qué es, ventajas y diferencias con otros pavimentos
 


El suelo vinílico SPC se ha consolidado como uno de los pavimentos más innovadores dentro del sector de la construcción y la reforma. Su presencia en viviendas, locales comerciales y oficinas ha crecido de forma notable en los últimos años, impulsado por su resistencia, estética cuidada y facilidad de instalación. En el periódico salamancartvaldia.es nos comentan por qué el suelo SPC está revolucionando el sector, destacando especialmente su capacidad para combinar durabilidad y apariencia natural en un formato que se adapta a múltiples necesidades.


El término SPC responde a las siglas Stone Plastic Composite, una estructura que se forma a partir de la mezcla de polvo de piedra caliza y polímeros reforzados. Esta combinación produce un núcleo rígido, muy estable y resistente a la deformación. A diferencia de los vinílicos tradicionales, que pueden dilatarse o contraerse con los cambios de temperatura, el SPC mantiene su forma incluso en condiciones exigentes. Esta firmeza se traduce en una sensación al pisar similar a la de los suelos cerámicos o de madera, aunque sin su peso ni sus requisitos de instalación.


Ventajas principales del suelo SPC


Entre los puntos que más han contribuido a su popularidad se encuentra su resistencia total al agua. Esto lo convierte en un revestimiento idóneo para cocinas, baños, lavaderos o sótanos, espacios donde la humedad suele deteriorar otros pavimentos. Mientras que los laminados clásicos tienden a hincharse ante un contacto prolongado con el agua, el SPC permanece intacto, sin necesidad de aplicar tratamientos de protección.


Otra ventaja muy valorada es su sistema de instalación. La mayoría de modelos se presentan con montaje en clic, un formato que permite una colocación rápida, limpia y sin necesidad de adhesivos. Este método facilita renovar suelos antiguos sin grandes obras, ya que puede instalarse sobre el pavimento existente siempre que esté nivelado. La rapidez y el bajo impacto de la instalación lo convierten en una opción recomendable para viviendas ocupadas o locales que no pueden interrumpir su actividad durante largos periodos.


En términos estéticos, el SPC ha avanzado enormemente. Las tecnologías de impresión han permitido reproducir vetas de madera, texturas pétreas y acabados contemporáneos con un realismo notable. Además, el tacto es cálido, lo que lo distingue de la frialdad habitual de la cerámica. Este detalle lo convierte en una alternativa atractiva para hogares situados en climas fríos. Muchos modelos incluyen también capas acústicas que reducen el ruido de las pisadas, aportando un confort adicional.


En comparación con otros materiales, el SPC ofrece un equilibrio interesante. Frente a la cerámica, destaca por su instalación más simple y su mayor calidez al caminar descalzo. En relación con el vinilo clásico, supera en estabilidad dimensional y resistencia a impactos. Si lo comparamos con el suelo laminado, el SPC se comporta mejor frente a la humedad y los cambios bruscos de temperatura, especialmente útil en viviendas con calefacción radiante o en regiones donde las variaciones estacionales son intensas.


El mantenimiento es otro punto fuerte. Basta con agua y un detergente suave para mantenerlo limpio y en buen estado. No requiere encerados, barnizados ni productos específicos. Su capa de desgaste gruesa lo hace adecuado incluso para zonas de alto tránsito, como pasillos de oficinas, tiendas o centros educativos, donde la resistencia a arañazos y roces es esencial.


Diferencias con otros tipos de pavimentos


Respecto a la cerámica, el SPC destaca por su facilidad de instalación y por ofrecer un tacto más agradable. Aunque la cerámica tiene una vida útil muy larga, requiere obra húmeda, nivelaciones y un proceso más lento. El SPC, en cambio, se coloca en seco y sin generar escombros.


Si lo comparamos con el suelo laminado, la diferencia más notable es la resistencia al agua. El laminado tradicional puede deteriorarse rápidamente si la humedad penetra en su interior, algo que no ocurre con el SPC. Además, el núcleo mineral le otorga una estabilidad superior.


En relación con los vinílicos convencionales, el SPC es más rígido, más resistente a impactos y más estable en superficies amplias. Los vinilos flexibles pueden marcarse con más facilidad o deformarse bajo muebles pesados; el SPC evita estos problemas gracias a su composición.


Por qué está revolucionando el sector


El crecimiento del SPC responde a una combinación de factores: comportamiento impecable frente a la humedad, estética realista, instalación sencilla, durabilidad y una vida útil prolongada. Además, muchas marcas están apostando por fórmulas más sostenibles que reducen el uso de sustancias nocivas y mejoran la reciclabilidad del material.


 


Su estabilidad ante la luz solar también es destacable. Mientras que algunos pavimentos pueden decolorarse con el tiempo, muchos SPC están preparados para soportar la exposición prolongada sin alterar su tonalidad, lo que los hace idóneos para estancias luminosas o con grandes ventanales.

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