Incontinencia urinaria: cómo los ejercicios de Kegel pueden ayudarte
Mira, la incontinencia urinaria es mucho más común de lo que pensamos. Aparece con la edad tanto en hombres como en mujeres; y aunque a ellos les afecta más de lo que suele decirse, en ellas es especialmente frecuente en etapas con cambios fisiológicos como el embarazo o la menopausia. En pocas palabras: es la pérdida involuntaria de orina. Puede ir desde “pequeñas fugas” hasta pérdidas difíciles de controlar y, claro, se convierte en un lío social: limita, incomoda y da pena. ¿Te suena esto?
Tipos de incontinencia urinaria (y su enfoque de tratamiento)
Incontinencia de urgencia. Aparece un deseo imperioso de orinar y, con él, la fuga. Suele deberse a inestabilidad del detrusor (la musculatura de la vejiga), lo que vuelve la vejiga hiperactiva. El manejo se dirige a la causa primaria y a veces se usan fármacos anticolinérgicos.
Incontinencia de esfuerzo. Ocurre cuando aumenta la presión intraabdominal: toser, estornudar, reír, hacer ejercicio… Aquí el foco es reforzar el mecanismo de cierre de la salida de la orina: puede considerarse cirugía, un esfínter artificial o —y esto es clave— fortalecer el suelo pélvico con ejercicios de Kegel. ¿Verdad que es frustrante reírte con un chiste y, de repente, “ups”?
Incontinencia mixta. La combinación de urgencia y esfuerzo. El plan suele integrar estrategias de ambos frentes.
Incontinencia por rebosamiento. La vejiga se sobredistiende (por fallo del detrusor o por una obstrucción de salida). El tratamiento va por drenar con sonda/catéter o solucionar la obstrucción.
Incontinencia total. La orina no se acumula en la vejiga y sale continuamente (por fístulas o por la uretra). Aquí suelen requerirse cirugía correctora, esfínter artificial o sondas permanentes.
Nota importante: Nos centraremos en la incontinencia de esfuerzo, la que más se beneficia del fortalecimiento del suelo pélvico, porque su causa principal suele ser el debilitamiento muscular de esta zona.
Ejercicios de Kegel para mujeres (y sí, también existen para hombres)
Aunque hoy hablamos de incontinencia femenina —porque es más frecuente—, que sepas que los Kegel también tienen versión para hombres. Los ideó el Dr. Arnold Kegel y, desde entonces, son una de las herramientas terapéuticas más eficaces para tratar la incontinencia urinaria asociada a debilidad del suelo pélvico. Oye, no son “moda de internet”: tienen décadas respaldándolos.
Si quieres profundizar, piensa en empezar con una técnica correcta y una progresión sensata (contracciones breves y sostenidas, descansos adecuados y respiración sin apneas). Vale, no sustituyen una valoración individual, pero orientan muchísimo para empezar con buen pie.
¿Qué puedes conseguir con los Kegel?
Más fuerza y resistencia en los músculos del suelo pélvico.
Mayor control sobre la salida de la orina (sí, eso que buscas cuando toses o saltas).
Resultados en poco tiempo, siempre que seas constante y los practiques a diario.
Mejoras en las relaciones sexuales.
Y, de paso, contribuyen a prevenir problemas como el prolapso uterino.
La clave está en la constancia y en hacerlos bien. Es como cuando te propones hacer la compra con lista: si la sigues al pie de la letra, no vuelves con tres bolsas de papas y sin lo importante. Aquí pasa igual: una técnica correcta y repetida marca la diferencia.
En resumen
La incontinencia urinaria no es un “destino” inevitable ni algo a lo que tengas que resignarte. Identificar el tipo (urgencia, esfuerzo, mixta, rebosamiento, total) y trabajar el suelo pélvico —especialmente en la incontinencia de esfuerzo— con ejercicios de Kegel puede cambiarte el día a día. Si te pasa al reír, toser o entrenar, no estás sola (ni solo): hay una ruta práctica y con evidencia detrás. Y es que, con un poco de guía y constancia, el suelo pélvico responde.
Si buscas más recursos prácticos y cuidados cotidianos para sentirte mejor y tomar el control, te dejo este único recurso recomendado: mejorar tu salud.
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EN: Bienestar