Qué tipos de coche se averían más

A la hora de comprar un vehículo, una de las preocupaciones más comunes entre los conductores es la fiabilidad. Aunque el diseño, la marca y el precio son factores importantes, lo que realmente acaba marcando la diferencia a largo plazo es cuántas veces el coche tendrá que pasar por el taller. En este sentido, no solo influyen los modelos concretos, sino también el tipo de coche.
En este artículo analizamos qué tipos de coche tienden a averiarse más, cuáles son las causas principales, qué componentes fallan con mayor frecuencia y cómo afecta esto al momento de pasar la ITV. También te ofrecemos recomendaciones para minimizar el riesgo de averías, independientemente del coche que conduzcas.
¿Por qué algunos tipos de coche sufren más averías?
Los coches pueden dividirse en distintas categorías según su uso, tamaño, sistema de propulsión, tecnología incorporada y edad. Cada uno de estos factores influye directamente en la posibilidad de sufrir fallos mecánicos o electrónicos.
Entre las razones más frecuentes que explican por qué un tipo de coche puede tener más averías que otro, encontramos:
Mayor complejidad tecnológica.
Uso más exigente o condiciones de conducción extremas.
Mantenimiento inadecuado o más costoso.
Mayor exposición al desgaste por kilometraje o cargas pesadas.
Vamos a desgranar cada tipo de coche para ver cómo influyen estos factores en su fiabilidad.
Coches diésel: Potencia con riesgo de averías costosas
Durante años, los coches diésel fueron la elección preferida de quienes hacían muchos kilómetros. A cambio de un menor consumo, estos motores ofrecen más par motor y resistencia. Sin embargo, también son propensos a averías caras y complejas, sobre todo en modelos más modernos.
Problemas frecuentes:
Fallos en la válvula EGR.
Obstrucción del filtro de partículas (FAP o DPF).
Problemas con los inyectores.
Averías en el turbo.
Impacto en la ITV:
Muchas de estas averías provocan un aumento de emisiones contaminantes, lo que se traduce en un rechazo directo en la prueba de gases. Un coche diésel que no esté bien mantenido puede tener muy difícil superar la inspección.
Coches con tecnología híbrida o eléctrica: Innovadores pero con riesgos ocultos
Aunque en general los coches híbridos y eléctricos se consideran fiables, algunos modelos pueden presentar fallos derivados de la complejidad de sus sistemas. Además, al contar con dos motorizaciones (en el caso de los híbridos), aumentan las piezas susceptibles de avería.
Problemas frecuentes:
Fallos en la batería híbrida o de alto voltaje.
Problemas en la electrónica de potencia.
Errores en los sistemas de regeneración de energía.
Averías en el software de gestión energética.
Impacto en la ITV:
En caso de fallo en la electrónica del motor o la batería, pueden encenderse testigos de fallo que suponen una causa de rechazo. Aunque las emisiones no son un problema, los sistemas de seguridad deben funcionar correctamente.
Coches pequeños y urbanos: Aparentemente sencillos, pero no infalibles
Los coches urbanos son baratos, fáciles de aparcar y consumen poco, pero también pueden dar más problemas de los que aparentan, especialmente si se usan de forma intensiva en ciudad, con paradas y arranques continuos, trayectos cortos y poca refrigeración del motor.
Problemas frecuentes:
Fallos en el sistema de embrague.
Problemas en la batería por uso intermitente.
Desgaste prematuro de frenos.
Fallos electrónicos por humedad o vibraciones.
Impacto en la ITV:
Aunque no suelen presentar problemas graves, los fallos de luces, frenos o emisiones por falta de calentamiento del motor pueden afectar negativamente en la inspección.
Coches grandes y SUV: Más peso, más potencia, más riesgos
Los SUV y coches familiares grandes suelen tener motores potentes y estar muy equipados, pero también cargan más peso, lo que implica un mayor esfuerzo para muchos componentes. Además, a menudo se usan para trayectos largos, viajes con carga o conducción fuera de carretera.
Problemas frecuentes:
Desgaste prematuro de suspensión.
Fallos en la dirección asistida.
Problemas en el sistema de tracción total (si lo tienen).
Consumo excesivo de neumáticos y frenos.
Impacto en la ITV:
Un coche con problemas de suspensión, neumáticos irregulares o dirección defectuosa puede no superar la inspección, además de poner en riesgo la seguridad del conductor y ocupantes.
Coches con mucha electrónica: Más funciones, más averías
Los coches modernos están repletos de sistemas electrónicos: asistentes de conducción, control de estabilidad, sensores de todo tipo, centralitas inteligentes, pantallas táctiles… Pero esta sofisticación tiene un precio: más posibilidades de fallo.
Problemas frecuentes:
Fallos en sensores de aparcamiento o cámaras.
Problemas en el sistema de luces automáticas.
Centralitas que fallan sin causa clara.
Incompatibilidad tras actualizaciones.
Impacto en la ITV:
Un testigo encendido en el cuadro (motor, ABS, airbag, etc.) supone un defecto grave. Aunque el coche funcione bien, los sistemas deben estar operativos para pasar la ITV.
Coches deportivos o modificados: Estética y potencia a cambio de fiabilidad
Los vehículos deportivos o con modificaciones de motor y carrocería pueden sufrir más averías, tanto por su uso exigente como por la incorporación de piezas no homologadas.
Problemas frecuentes:
Sobreesfuerzo del motor.
Desgaste rápido de frenos y suspensión.
Modificaciones que afectan al comportamiento mecánico.
Fallos por piezas no originales.
Impacto en la ITV:
Las modificaciones no homologadas son motivo de rechazo automático. Además, el exceso de emisiones, ruidos o luces no reglamentarias también penaliza.
Coches viejos o con mucho kilometraje: El factor del desgaste
Más allá del tipo de coche, el paso del tiempo y los kilómetros recorridos son dos de los mayores enemigos de la fiabilidad. Un coche bien mantenido puede durar muchos años, pero a partir de cierto punto, las averías son inevitables.
Problemas frecuentes:
Desgaste de componentes clave (motor, embrague, caja de cambios).
Corrosión en el chasis o los bajos.
Fallos eléctricos por cableado envejecido.
Gomas y retenes deteriorados.
Impacto en la ITV:
Los coches antiguos suelen presentar varios defectos acumulados, como fugas, ruidos, frenos desequilibrados o suspensión deficiente. Para pasar la ITV, conviene hacer una revisión profunda previa.
¿Cómo evitar averías frecuentes?
Aunque algunos tipos de coche tienen más tendencia a fallar, el mantenimiento adecuado puede marcar la diferencia. Aquí tienes algunas recomendaciones prácticas:
Haz revisiones periódicas incluso fuera del calendario oficial.
Evita circular con el depósito en reserva o el motor frío.
Revisa neumáticos, frenos y niveles antes de cada viaje largo.
Reemplaza las piezas de desgaste a tiempo: bujías, correas, filtros...
Evita las reprogramaciones no homologadas.
ITV y averías: ¿Cómo se relacionan?
Muchas de las averías mencionadas afectan directamente al resultado de la ITV. Un coche con fallos mecánicos, emisiones alteradas, luces fundidas o sistemas de seguridad inoperativos no podrá superar la inspección. Por eso, antes de acudir, es recomendable hacer una pre-ITV o revisión básica.
Y si tienes que pasar pronto la inspección, lo mejor es pedir ya tu cita. Puedes hacerlo fácilmente en la página oficial de la ITV de Massalfassar y asegurarte de cumplir con todos los requisitos técnicos para circular con seguridad y legalidad.
Conclusión: Elegir bien y mantener mejor
Saber qué tipos de coche tienden a averiarse más no solo es útil para comprar, sino también para mantener tu vehículo en las mejores condiciones. Tanto si conduces un coche diésel con más de 10 años como un SUV híbrido lleno de tecnología, el secreto está en el cuidado que le des.
Y recuerda: pasar la ITV no tiene por qué ser un drama si tu coche está al día. Solicita tu cita previa en la ITV de Massalfassar y evita sorpresas desagradables.
FECHA: a las 16:57h (510 Lecturas)
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AUTOR: ITV Massalfassar
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