Whisky: cómo almacenar esta bebida para que dure más

Whisky: cómo almacenar esta bebida para que dure más
 


El whisky es una de las bebidas espirituosas más apreciadas en todo el mundo. Su complejidad, variedad de sabores y la historia que cada botella lleva consigo lo convierten en un producto especial para amantes y coleccionistas. Sin embargo, más allá de la calidad y el sabor, un aspecto fundamental para conservar todas sus cualidades es el correcto almacenamiento. Mantener el whisky en las condiciones adecuadas garantiza que su aroma, sabor y color se mantengan intactos durante años, e incluso décadas.


El almacenamiento adecuado del whisky no solo afecta su conservación, sino que también influye en la experiencia de consumo. Por eso, es importante conocer ciertos aspectos técnicos y prácticos. En AtlanticoHoy nos dan las claves para servir correctamente el whisky, pero antes de llegar a ese punto, es imprescindible comprender cómo guardarlo para que la bebida no pierda sus propiedades y se mantenga en óptimas condiciones durante el mayor tiempo posible.


El impacto del ambiente en la conservación del whisky


Una botella de whisky abierta o cerrada puede cambiar mucho con el tiempo si no se almacena en las condiciones adecuadas. La temperatura, la luz y la humedad son los tres factores ambientales más importantes que afectan la calidad de la bebida. La temperatura ideal para conservar whisky debe ser constante y fresca, evitando las fluctuaciones bruscas. El calor excesivo puede acelerar la evaporación del alcohol y alterar el perfil aromático, mientras que el frío intenso puede afectar la textura y el sabor.


La exposición a la luz, especialmente la luz solar directa, es otro enemigo del whisky. Los rayos ultravioletas pueden degradar los compuestos presentes en la bebida, provocando un sabor más áspero o alteraciones en el color. Por ello, se recomienda guardar las botellas en lugares oscuros o en cajas protectoras. La humedad, aunque menos relevante que los otros factores, también juega un papel. Un ambiente demasiado seco puede dañar las etiquetas y los sellos, mientras que una humedad excesiva puede favorecer la formación de moho en el corcho.


Cómo almacenar el whisky cerrado


Las botellas sin abrir están selladas herméticamente, lo que ayuda a conservar la bebida durante largos períodos. Para mantenerlas en perfecto estado, se aconseja ubicarlas en un lugar fresco, seco y oscuro, con una temperatura constante idealmente entre 15 y 20 grados centígrados. Guardar las botellas en una bodega o en un armario cerrado suele ser una buena opción. Evitar los cambios de temperatura ayuda a prevenir la expansión y contracción del líquido dentro de la botella, que podría afectar el sello y provocar pérdidas o alteraciones.


Es importante también mantener las botellas en posición vertical para evitar que el alcohol entre en contacto prolongado con el corcho. Aunque algunos optan por colocar las botellas acostadas, especialmente en el caso de vinos, en el whisky esta práctica no es recomendada porque el alto contenido alcohólico puede deteriorar el corcho, afectando el sellado y favoreciendo la entrada de aire.


El almacenamiento del whisky abierto


Una vez abierta una botella de whisky, la interacción con el oxígeno comienza a modificar lentamente sus características. Aunque el whisky es una bebida alcohólica estable y resistente, con el tiempo el contacto con el aire puede alterar su sabor y aroma, haciendo que pierda intensidad. Por eso, conservar un whisky abierto correctamente es clave para disfrutarlo en óptimas condiciones durante más tiempo.


La botella debe estar bien cerrada con su tapón original para minimizar la entrada de aire. Si el tapón está dañado o se pierde, se recomienda utilizar un tapón hermético que evite la evaporación y la oxidación. La temperatura y la luz siguen siendo cruciales, por lo que se debe mantener la botella en un lugar fresco y oscuro.


Un consejo habitual para reducir el impacto del oxígeno es trasladar el whisky a una botella más pequeña conforme se consume la bebida. De este modo, se minimiza el volumen de aire en contacto con el líquido y se retrasa la pérdida de sus cualidades. Este método es especialmente útil para botellas que tardan en terminarse o para aquellos que prefieren conservar ejemplares más especiales.


El papel del corcho y otros cierres


El corcho ha sido tradicionalmente el cierre preferido para las botellas de whisky, pero no todos los cierres son iguales. Un corcho natural puede aportar un toque de elegancia, pero también requiere cuidado para evitar que se reseque o se contamine. El contacto prolongado del corcho con el alcohol puede dañarlo, por eso se recomienda no almacenar la botella acostada.


En los últimos años, algunas marcas han optado por cierres de rosca o tapones sintéticos que ofrecen una mayor hermeticidad y facilitan el almacenamiento. Estos cierres suelen ser más seguros para conservar la bebida una vez abierta, ya que evitan mejor la entrada de aire y reducen la evaporación.


El whisky y la humedad


Aunque la humedad afecta menos directamente al whisky que la temperatura o la luz, es recomendable mantener el entorno con un nivel moderado de humedad. Un ambiente muy seco puede dañar las etiquetas y los tapones, haciendo que la botella pierda valor estético, algo importante para coleccionistas. Por otro lado, la humedad excesiva puede propiciar la formación de moho en los tapones o en la superficie de la botella, especialmente si está almacenada en bodegas mal ventiladas.


Un entorno con humedad entre el 50 y 70 por ciento es adecuado para mantener en buen estado tanto la bebida como la botella.


Almacenamiento en casa: consejos prácticos


En un hogar común, lo más habitual es guardar las botellas de whisky en una despensa, armario o una pequeña bodega casera. Lo importante es que el lugar sea fresco, oscuro y con temperatura estable. Evitar que la botella quede expuesta a la luz solar o a fuentes de calor cercanas como radiadores o estufas es fundamental.


Si la botella ya está abierta y no se termina rápidamente, mantenerla en el refrigerador no es recomendable, ya que las bajas temperaturas pueden afectar su sabor y textura. En lugar de eso, una zona de la casa con temperatura ambiente constante será mejor opción.


Además, para quienes quieran conservar botellas valiosas, existen cajas y estuches diseñados especialmente para proteger el whisky de la luz y los cambios de temperatura. Estos accesorios, aunque no imprescindibles, pueden ser una buena inversión para preservar botellas de edición limitada o con valor sentimental.


 

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TAGS: whisky, cómo almacenar whisky, almacenamiento del whisky

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