La magia infantil de una pastelería industrial

La magia infantil de una pastelería industrial
¿Alguna vez han soñado, incluso siendo personas adultas, con ganar dinero de la manera más infantil posible? Con «infantil» no me refiero a inmadura o irresponsable, sino a la acepción más tierna y más querida por todos nosotros. Es decir, la de inocente, la de seguir disfrutando con una sonrisa de oreja a oreja de lo que nos parece mágico y apasionante. Por eso, algunos de nosotros, cuando pasamos de los treinta años y empezamos a hartarnos de nuestros trabajos tediosos, mecánicos y burocráticos, empezamos a soñar con lo interesante que sería, sencillamente, ser dependiente de juguetería, rodearnos de todo aquello que nos comprábamos cuando éramos niños.


Hay otras profesiones dignas y muy bonitas que pueden incluirse en este grupo, el de trabajos infantiles y mágicos. Todas ellas, sin excepción, son creativas y lo siguen siendo, incluso, a pesar de haber sido absorbidas por la máquina comercial. Es el caso de las pastelerías industriales de Madrid, por ejemplo, pues hay muchas de estas en la capital. Los pasteles industriales se fabrican en masa, pero, tras su diseño hay una o varias personas que han estado decidiendo su precioso aspecto exterior y los deliciosos ingredientes con lo que han conseguido elaborarlo. Una fábrica de pastelería siempre es un lugar bonito de visitar, aunque solo sea para ver todas esas maravillas culinarias, esas tartas de boda radiantes o aquellos pasteles de cumpleaños infantiles con personajes de dibujos animados pululando por la superficie.


También nos recuerda el valor de las tradiciones y de nuestras ilusiones de cuando éramos pequeños en repostería tan rica y tan bonita como los  roscones de Reyes cuidadosamente diseñados en las pastelerías indutriales de Madrid. ¿Cuántos de nosotros no saboreamos un pedazo de roscón relleno de nata y paladeamos el dulzor de la fruta escarchada mientras pensábamos en la cabalgata de Reyes o en los regalos que nos traerían? Por eso, hay que respetar a los reposteros, ya trabajen en pastelerías más artesanales o en fábricas industriales. Los reposteros, como los fabricantes de juguetes, son los magos de nuestro tiempo, pues con ellos, recordamos una época increíble en la que todo era posible. ¡Ojalá pudiéramos volver atrás!

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EN: Alimentos