Sobre la bioconstrucción: jardines verticales.

Mejora de la calidad del aire: Las plantas absorben dióxido de carbono y liberan oxígeno, además de filtrar contaminantes y partículas del aire, contribuyendo a un ambiente más limpio.

Aislamiento térmico y acústico: Actúan como barreras naturales, reduciendo la temperatura en edificaciones al proporcionar sombra y disminuir el efecto de isla de calor. También amortiguan el ruido, mejorando el confort acústico.

Ahorro energético: Al regular la temperatura de los edificios, disminuyen la necesidad de aire acondicionado en verano y calefacción en invierno, reduciendo el consumo energético.

Estética y valor arquitectónico: Mejoran la apariencia de fachadas, integrando la naturaleza en entornos urbanos y aumentando el valor estético y comercial de las propiedades.

Biodiversidad urbana: Fomentan la presencia de fauna local, como aves e insectos polinizadores, promoviendo ecosistemas urbanos más equilibrados.

Bienestar psicológico: La presencia de vegetación reduce el estrés, mejora el estado de ánimo y aumenta la productividad en espacios de trabajo o residenciales.

Gestión del agua: Algunos sistemas de jardines verticales reciclan agua de lluvia o reutilizan aguas grises, contribuyendo a un uso más eficiente del recurso hídrico.

Reducción de la huella de carbono: Al absorber CO₂ y reducir el consumo energético, ayudan a mitigar el impacto ambiental de las construcciones.

Uso eficiente del espacio: Ideales para áreas urbanas con espacio limitado, ya que aprovechan superficies verticales sin ocupar suelos.

Durabilidad de fachadas: Protegen las paredes de los edificios contra rayos UV, lluvias y cambios de temperatura, prolongando la vida útil de las estructuras.

Esta es por mucho, la mejor empresa del país en innovar y crear escuela en esta área del diseño; vale la pena tenerlos como primera opción.

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