¿Por qué y cómo jugar a Risk?

¿Por qué y cómo jugar a Risk?
Los juegos abstractos se basan en un conjunto de reglas, un tablero y unas fichas neutras, sin representación simbólica. En cambio, los juegos de simulación reproducen uno u otro hecho de la vida o de la ficción. Uno de los elementos fundamentales que hay que tener en cuenta en un juego de simulación es el punto justo entre jugabilidad y verosimilitud, entre unas reglas afables, comprensibles y fáciles de aplicar y el respeto y la fidelidad con el hecho o la situación que está reproduciéndose. Los jugadores más constantes y experimentados suelen preferir los juegos realistas. Los jugadores restantes se decantan por juegos donde se pueda jugar enseguida, donde no haya que recordar demasiadas reglas ni haya demasiadas excepciones, donde haya un poco de azar, pero no demasiado; en definitiva, donde sea preciso aplicar una cierta dosis de estrategia, de capacidad de negociación y de astucia, sin tener que hacer un enorme esfuerzo intelectual ni invertir un montón de horas.


El juego de mesa RISK  es, desde hace más de cuarenta años, uno de los juegos preferidos por este segundo tipo de jugadores. En un tablero que representa el mundo dividido en 42 territorios de medida similar y sin ninguna relación con aspectos geográficos, demográficos o políticos, se reparten todos los territorios al azar. Cada jugador coloca una ficha en cada uno de sus territorios. ¡Ya puede comenzar la conquista del mundo!


Por turno, cada jugador hace tres acciones: reforzar sus ejércitos, atacar territorios vecinos para ocuparlos y desplazar tropas. Reforzar los ejércitos es una operación sencilla. El jugador recibe un nuevo ejército por cada tres territorios propios. También los recibe por ocupar un continente entero y a cambio de las cartas que gana por ocupar nuevos territorios. Atacar los ejércitos adversarios vecinos también es una operación sencilla. El atacante tira tres dados (o menos, si ataca con menos ejércitos) y el defensor dos (o uno, si defiende el territorio sólo con una ficha). Se comparan los resultados de los dados de cada bando, primero los dos mejores y después los dos segundos. En cada combate pierde el ejército con la tirada más baja. En caso de empate gana el defensor (ejemplo: el atacante saca 6, 3, 3 y el defensor 5, 4; cada uno pierde un ejército; otro ejemplo: el atacante saca 3, 2, 1 y el defensor 5, 2; el atacante pierde dos ejércitos). El atacante puede hacer todos los ataques que quiera, contra el mismo territorio o contra diversos territorios. Si consigue eliminar todos los ejércitos adversarios de un territorio, lo ocupa con las fuerzas atacantes y recibe una carta de premio.


Todo ello, muy elemental, quizá demasiado. Demasiado, si no fuera porque cada jugador tiene un objetivo diferente. Hay objetivos de tres tipos: conquistar dos o tres continentes enteros, conquistar un determinado número de territorios y aniquilar todos los ejércitos de uno de los jugadores. Además, y éste es el punto fuerte de RISK, los objetivos son secretos. Es decir, cada jugador no sabe con certeza cuál es el objetivo de los otros jugadores. Eso hace que la mejor estrategia sea no apuntar directamente al objetivo que se persigue y hacerlo sólo cuando parece que ya no se puede escapar.


El director de cine francés Albert Lamorisse, ganador del Oscar al mejor guión original en 1956 por la película El balón rojo, era un hombre muy imaginativo. Mucho, pero nunca pudo imaginar que su juego LA CONQUÉTE DU MONDE lo compraría una multinacional y, después de cambiarle el nombre y algunas reglas, sería un gran éxito durante tantos años. Ni tampoco pudo vivirlo, porque el estallido internacional de RISK se produjo hacia 1975, cinco años después de la muerte de su creador.


En definitiva, Risk es uno de los mejores juegos de mesa de estrategia que puedes comprar actualmente. ¡A divertirse!


 

FECHA: a las 13:50h (306 Lecturas)

TAGS: Risk juego de mesa

EN: Pasatiempo